La muerte de una leyenda que, con apenas 36 años, dejó un legado cultural inmortal.
El 4 de agosto de 1962, hace 63 años, el mundo perdió a Marilyn Monroe —actriz, modelo y símbolo de la cultura pop— tras una sobredosis de barbitúricos en su hogar de Los Ángeles. Aunque su vida fue breve, su influencia sigue intacta.
Nacida como Norma Jeane Mortenson el 1 de junio de 1926 en Los Ángeles, Marilyn tuvo una infancia marcada por la inestabilidad familiar. A pesar de eso, surgió como una figura deslumbrante del Hollywood clásico. Protagonista de películas emblemáticas como Gentlemen Prefer Blondes y The Seven Year Itch, su imagen como “bombshell rubia” rompió moldes en los años 50 y principios de los 60. Sus filmes recaudaron más de 200 millones de dólares en su época, cifra colosal para su tiempo.
Más allá de su imagen glamorosa, Marilyn personificó la dualidad entre la fama y la fragilidad. Su historia —hecha de triunfos, inseguridades y lucha personal— permitió que millones se identificaran con ella. En un tiempo donde las figuras públicas eran cuidadosamente construidas, Monroe rompió ese molde con una autenticidad que conmueve hasta hoy.
Moda y estilo: una influencia atemporal
La silueta de Monroe, con sus vestidos ceñidos, labios rojos y peinados rubio platino, sigue inspirando a diseñadores y celebridades. Su icónico vestido rosa de Gentlemen Prefer Blondes ha sido homenajeado decenas de veces, desde Madonna hasta Kim Kardashian. Celebraciones recientes como obras de Dolce & Gabbana, colecciones en MAC Cosmetics, y la recreación de su vestido en la Met Gala 2022, demuestran el poder duradero de su legado en la moda.
Marilyn ha sido reinterpretada en múltiples campos: Andy Warhol pintó su retrato “Shot Sage Blue Marilyn”, vendido por $195 millones, convirtiéndose en una obra emblemática del pop-art. Su rostro sigue siendo un símbolo poderoso en música, cine, ilustración y publicidad, mostrando cómo su figura trasciende generaciones y fronteras.
